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Protección del suelo y zonas contaminadas

Nuestro suelo cumple importantes funciones en el equilibrio natural. Está integrado en los ciclos del agua y los nutrientes y actúa como filtro de nuestras aguas subterráneas. Por último, pero no por ello menos importante, el suelo constituye una base importante para la agricultura y la silvicultura.

Nuestros suelos se han desarrollado a lo largo de un período de tiempo muy largo como resultado de procesos físicos, químicos y biológicos.

El suelo no puede reproducirse. Si ha perdido su función original debido al sellado del terreno o a la aportación de materiales, suele ser muy difícil regenerarlo. Por lo tanto, es esencial un uso cuidadoso y económico del suelo con vistas a las generaciones futuras.

En las regiones con un desarrollo económico positivo y un crecimiento demográfico, existe una necesidad continua de suelo para viviendas y desarrollo urbano.

La utilización de espacios agrícolas u otros espacios abiertos debe evitarse en la medida de lo posible mediante el cierre de huecos entre edificios, el desarrollo compacto y el uso de las carreteras existentes.

Este conflicto se tiene en cuenta y se sopesa en consecuencia en el marco de las evaluaciones de impacto ambiental de los proyectos o con la elaboración de informes ambientales en la ordenación del territorio urbano.

Los cambios perjudiciales del suelo son alteraciones de las funciones del suelo que pueden dar lugar a riesgos, desventajas significativas o molestias para las personas o el público en general.

Esto incluye, por ejemplo, los aportes contaminantes de la industria y el tráfico, así como el sellado, la compactación, la erosión y la salinización.

El suelo sólo puede utilizarse de manera que no se produzcan cambios perjudiciales en él.

La autoridad inferior de protección del suelo puede ordenar medidas para prevenir o eliminar los cambios perjudiciales del suelo.

En el uso de las tierras agrícolas, el deber de precaución se cumple mediante las denominadas "buenas prácticas profesionales". Esto incluye, entre otras cosas

  • Evitar la compactación del suelo mediante el uso de maquinaria
  • Protección contra la erosión mediante la cubierta vegetal y el cultivo en pendiente, la plantación de setos, etc.
  • Aumentar la actividad biológica del suelo mediante la rotación de cultivos.
  • Aumentar el contenido de humus mediante la adición de materia orgánica.

La Autoridad de Protección del Suelo Inferior mantiene el Sistema de Información sobre Zonas Contaminadas de Turingia (THALIS) para la ciudad de Jena. En él se registran las zonas cuyo uso anterior aporta pruebas de la existencia de alteraciones nocivas del suelo y que pueden suponer un riesgo para las personas o el público en general.

Como parte de la investigación de lugares contaminados, se suele llevar a cabo una investigación histórica del lugar basándose en archivos, mapas o fotografías aéreas, así como en informes de testigos contemporáneos. Estos proporcionan indicios iniciales de una posible contaminación del suelo o de las aguas subterráneas.

Una evaluación final del riesgo sólo es posible tras investigaciones geológicas en profundidad. La autoridad responsable de la protección del suelo se encargará de ello. A partir de ahí, se decide cómo proceder.

En algunos casos, el lugar sospechoso de estar contaminado no se confirma y el lugar puede borrarse de THALIS.

La Autoridad Inferior de Protección del Suelo facilita información sobre los lugares de la ciudad sospechosos de estar contaminados previa solicitud. También supervisa las medidas de saneamiento urbano. Puede encontrar más información en el portal de servicios de la ciudad: Información sobre lugares contaminados.

Ubicación

Equipo Agua / Suelo / Residuos

Am Anger 26
07743 Jena
Alemania

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